Chorros Cristalinos de La Alhambra.
¿Habrá cosa más bella y relajante que los chorros cristalinos de La Alhambra?.
Muchos son los autores que escriben sobre el agua en movimiento:
La Alhambra se construyó y diseñó en torno al agua. Una fabulosa combinación de este elemento con el diseño de su arquitectura y vegetación.
El agua en la Alhambra tiene una continua presencia. Imposible de imaginar sin ella.
Algunas de las funciones que cumple el agua dentro de la Alhambra son la biológica, la productiva y la ritual.
Un arquetipo del paraíso islámico. Ideal para meditación y la evasión.
La imagen del paraíso también se encuentra en El Palacio de los Leones pero la presencia del agua aquí está en continuo movimiento.
Pero es en la función lúdico-estética en la que el agua cumple un papel fundamental.
Una íntima fusión entre la arquitectura y el agua que rompe la frontera entre lo real y lo imaginario.
Gracias a la quietud del agua se refleja la limpidez azul, el temblor de las estrellas y la arquitectura aparenta palacios de cristal.
La literatura andalusí es rica en imágenes en torno a la alberca. Se la compara con el pavimento de cristal que el rey Salomón construyó y con el reflejo de los astros sometiéndose al soberano.
El poema labrado en su fuente le da al agua una categoría pétrea: "Tan semejante lo que fluye es a lo inerte que nos sabemos cual de ambos discurre".
En el Partal encontramos nuevamente el agua detenida y es que la alberca posee otra característica: el lugar donde la arquitectura se mira como una novia en el espejo.
El agua cumple una función espacial importante pues relaciona todos los espacios del jardín-paraíso.
El agua brota desde el fondo de la tierra y se dirige hacia lo alto, rompe la barrera de niveles, para venir a la tierra a producir la vida.
El agua trae también su renovación contínua, abundancia y pureza; ayuada a la vida, calma la sed y siempre vuelve a su estado primitivo, inmutable e idéntico a si mismo.
(Textos extraidos de su vídeo: "EL AGUA: SÍMBOLO DE LA ALHAMBRA). >> VER VÍDEO AQUÍ.
El agua me envolvía con rumores de color y frescor sumos, cerca y lejos, desde todos los cauces, todos los chorros y todos los manantiales. Bajaba sin fin el agua junto a mi oído, que recogía, puesto a ella, hasta el más fino susurro, con una calidad contagiada, de exquisito instrumento maravilloso de armonía; mejor era, perdido en sí, no ya instrumento, música de agua, música hecha agua sucesiva, interminable. Y aquella música del agua la oía yo más cada vez y menos al mismo tiempo; menos, porque ya no era externa, sino íntima, mía; el agua era mi sangre, mi vida, y yo oía la música de mi vida y mi sangre en el agua que corría. Por el agua yo me comunicaba con el interior del mundo. Se oía más finamente cada vez el agua granadí, a medida que el aire oscurecía y a medida que el agua sonaba; y me afinaba más, más sonando y resonando el alma, hasta hacerme no oír, decir siendo lo que ella sin duda era o decía.
¿A ti también te relaja el sonido del agua en movimiento?
Te presento nuestro nuevo vídeo con chorros cristalinos para que puedas recoger ideas.
He tenido la suerte de disfrutar de los chorros cristalinos de La Alhambra en un par de ocasiones y estoy deseando repetir.
Hileras de chorros, en círculos, en rombo, en forma de letra,...
Tantas combinaciones con el agua como se te puedan ocurrir.
Boquillas para fuentes de jardín de las más clásicas y combinables.
Puedes ver un artículo completo de este modelo de boquillas de chorro de lanza pinchando aquí.
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